LOS EXPERTOS EN FISCALIDAD INTERNACIONAL CONSIDERAN QUE LA REFORMA FISCAL DE EEUU CONTIENE UN MENSAJE POSITIVO

La nueva norma tributaria formulada por la Administración Trump, que ha generado tanta polémica en Estados Unidos y plantea grandes retos jurídicos, mantiene todavía muchas incertidumbres.

El pasado 20 de diciembre se aprobó definitivamente la reforma fiscal propuesta por la Administración de Donald Trump. Esta revisión, la mayor rebaja de impuestos desde la época de Ronald Reagan, tendrá un efecto positivo para las empresas estadounidenses, pero ha generado muchas dudas tanto por su impacto en la ciudadanía estadounidense como por su efecto en las compañías extranjeras.

Para los expertos en fiscalidad internacional esta reforma, aunque sea una medida unilateral, contiene un mensaje positivo, puesto que cambia la tendencia internacional sobre la tributación de sociedades. Sin embargo, también destacan que su escritura genera, por el momento, mucha incertidumbre.

«Trump ha realizado una actualización de la política fiscal estadounidense, que se había quedado obsoleta. Con esta reforma pretende asentar unas bases y un marco legal que facilite la actividad empresarial en EEUU», explica José María Vallejo, director global de impuestos de BBVA. Algo que corrobora Germán Miñano, director de asuntos fiscales Upstream y Norteamérica de Repsol, que añade que «ésta es una reforma fiscal rupturista, buena para las empresas y que tendrá un impacto positivo».
Alberto Bermejo, responsable global de fiscalidad internacional y precios de transferencia de Ferrovial, destaca que uno de los aspectos más destacables de este cambio impositivo es que se trata de «una reforma hecha por un empresario, una ley de líneas generales, que apuesta por el futuro». Bermejo asegura que tras analizar contablemente el impacto de la reforma en su compañía el resultado es positivo.

 

EFECTO CONTAGIO

Cástor Gárate, socio de fiscalidad internacional de EY Abogados, «los cambios fiscales impulsados por Trump suponen una vuelta a la competitividad fiscal y plantean muchos retos en el panorama de la fiscalidad internacional, pero quizá tengan un efecto contagio en la UE y generen la aparición de medidas business friendly que faciliten atraer inversión». En este punto, el letrado asegura que «la Unión Europea no puede mantener una actitud simplemente defensiva y se verá obligada a actuar de una manera más dinámica».

Frente a estas palabras optimistas, Ramón Palacín, socio responsable de fiscalidad internacional de EY Abogados, señala que quizá «el gran desafío al que se tendrán que enfrentar las empresas que operan a nivel global será saber dónde ubicarán sus gastos financieros». Tanto Miñano como Jerónimo Payan, director fiscal para Europa, Estados Unidos y arcas globales de Telefónica, plantean que una de las grandes incertidumbres de esta reforma es cómo se formulará definitivamente el denominado impuesto contra la erosión de la base imponible y anti-abusos (BEAT, por sus siglas en inglés), que es lo que más impacto puede tener en las empresas de fuera de Estados Unidos.

Por su parte, Ramón Palacín añade que, frente a esta nueva realidad, «el gran reto que tiene ante sí la Unión Europea (UE) es el de impulsar la base imponible común consolidada».

En este sentido, todos aseguran que a Europa ya no le valen las excusas y tiene que buscar nuevos criterios en el apartado de impuestos y fiscalidad. En pocas palabras, la UE debe dar un paso adelante y tomar decisiones valientes para apoyar a las empresas europeas.

Justamente, y aunque el conjunto de expertos hace una valoración positiva de la reforma al explicar que no tendrá un efecto adverso en las inversiones realizadas en territorio estadounidense, todos se preguntan cuál será el nuevo papel de la Unión Europea.
Payan comenta que «las futuras decisiones de la UE no deberían estar condicionadas por lo que haga el Gobierno de Estados Unidos u otros países, aunque a veces es preciso responder», pero ello también apunta que a «Europa le debería preocupar que esta nueva ley provoque que los hubs del conocimiento se centralicen en EEUU. Por esa razón tendría que concentrarse en luchar por atraer a los hubs de China o de India al territorio europeo».

Por su parte, Vallejo destaca que «la reforma estadounidense hace un envite relevante y veremos cómo reacciona la UE, puesto que el nuevo modelo planteado podría convertir a Estados Unidos en la gran sede de la economía digital mundial, por lo que la UE debería generar un entorno favorable para el desarrollo de esta economía».

Para los expertos, esta reforma ha cambiado radicalmente el estado de las cosas y la nueva ley busca, entre otros asuntos, que la economía basada en los datos se encuentre un campo más propicio para crecer. «No hay duda de que, a partir de ahora, el valor vendrá de lo intangible y el éxito estará marcado por la transferencia del conocimiento», apunta Bermejo. En este mismo sentido, Miñano señala que «Reino Unido podría seguir los pasos iniciados ahora por Estados Unidos».

 

LOS CAMBIOS TRIBUTARIOS MÁS IMPORTANTES

La reforma fiscal de la Administración Trump generará grandes cambios desde un punto de vista impositivo. Entre los asuntos más destacados están los siguientes puntos:

• Incluye una notable rebaja del impuesto de sociedades, que pasa de un 35% al 21%, un punto porcentual por encima del proyecto de ley.
• Otra de las medidas estrella es el Global Intangible Low-Tax Income, un nuevo tributo que busca evitar el traslado de beneficios fuera del país, sobre todo en aquellos países con baja tributación.
• La reforma establece además ventajas fiscales para las exportaciones (Foreingn-derived Intaglble Income), lo que supondrá que las empresas estadounidenses que vendan a otros países tributen menos.
• En los impuestos sobre la renta el cambio más importante se lleva en el tipo más alto que pasa de ser de 39,6% a 37%.

 

(Fuente: www.expansion.com)

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